samedi 23 février 2008

Primavera

Ya hoy huele a primavera.

Cada año se acota el tiempo,
lo ahogan en bañeras repletas de aire flotante.
Siendo su paso el mismo,
intangible pero perturbarle,
se vuelve entre mis manos
más efímero cada instante.

Se escapa, nos evade sin ser vistos,
corriendo el peligro de no vivirlo.
Fluye, a veces, un periquete sin ser disfrutado;
pasa un tris, y los necios no lo percibimos;
ese regalo de un segundo
almacenado en relojes de arena,
ese santiamén de amarte sin descanso
ese regalo,
llorando amargamente cuando ya se hizo tarde,
queda inerte en este papel de tinta empapado.

Las guerras púnicas ylos años bárbaros
cien años de interminables batallas,
un siglo de soledad.
Amores intensos sin escafandras,
en tiempos de arrebatos y sandalias.
Aleteos de mariposas,
cantos de gorriones no acorralados;
monjes, sabios y pacientes;
héroes mitólogicos prescritos en tu ciclo;
testaferros dictadores,
insurrectos pensadores;
pantallas sin pigmento,
con palabras y sin efectos,
historias increíbles
perdurables en el tiempo.

Desear, rogar y recordar;
no ver, pero sí mirar;
tampoco oir, pero sí escuchar.
Seducir, amar, palpar;
sin follar, sí acariciar.
Conspirar y saborear,
no gritar, sí dialoga,r.
Torturarme sin tocar
ronronear
susurrar
chupar

El tiempo,
marcado antes por mareas moderadas,
hojas cíclicas no alteradas,
utópicas revoluciones sumamente elaboradas,
colores y escalas no contaminadas.

Flores oportunas y esencias pertinentes,
eternas y románticas melancolías,
estereotipados amores de verano
melodías no estacionarias.

Surge el verano cuando te miro por el día,
se disfraza de invierno en tu despedida;
a instantes, te evoca en otoño mi retentiva.
Hoy ya huele a primavera,sucia y prostituida.

jeudi 21 février 2008

Hacia la sabiduría del cuerpo

Francesc Torralba
(Catedrático de Filosofía de la Universitat Ramon Llull de Barcelona)
Conferencia pronunciada en el Centre social i Culural de La Caixa en Tarragona, dentro del ciclo Pautes per a una vida feliç.

Siendo conscientes de que ciertas actitudes degradan de manera irreversible nuestras aptitudes, uno no se explica el porqué de determinados comportamientos. Quién no se haya saltado un semáforo en rojo, seguro que ha fumado un pitillo. Es más, ante el ritmo impetuoso que marca el imperturbable cronómetro, seguro que más de uno se salta media docena de semáforos al cabo del día; o ante el incurable y adictivo stress laboral como resultado del estúpido estilo de vida contemporáneo, es fumador empedernido. Somos así, y pese a miles de propósitos que alimentan nuestra tranquilidad psicológica, pese a miles de consejos oídos, vistos o leídos en cualquier formato, seguimos actuando de la misma manera.
Pitillos, semáforos, sedentarismo, insultos, derroche, consumo, superficialidad…cada uno que acate lo suyo, y quien se sienta liberado arroje la primera piedra. Francesc Torralba pronunció su conferencia en el contexto antagónico de esa realidad de nuestra sociedad: somos conscientes de nuestros malos hábitos, que perjudican nuestro bienestar personal. Sin embargo, no actuamos en consecuencia.
Algunas frases e ideas clave que apuntó:
1- El cuerpo humano es frágil (susceptible de ser perjudicado por factores como la edad, el frío…). Es importante ser conscientes de nuestra vulnerabilidad, nuestra integridad corre peligro ante ciertos factores.
2- El cuerpo necesita conocer sus necesidades. Pero también sus limitaciones. Tenemos que desarrollar nuestras posibilidades, nuestras aptitudes, sin compararnos con quienes nos rodean.
3- El cuerpo es un ente comunicador. Es una plataforma lingüística. Es importante saber escucharlo, leer lo que nos intenta comunicar. Cuando nos encontramos mal físicamente, se refleja en nuestro estado psicológico, y viceversa.
4- El ritmo. Tenemos que adaptar nuestro cuerpo a un ritmo concreto. Cuando vivimos acelerados y no podemos abarcar todo lo que hacemos, el cuerpo humano se queja. Es sabio aquel que pudiendo correr más, acompaña al más lento y avanza junto a él.
5- Elogio a la lentitud. Para querer, amar, seducir, para todo ello necesitamos tomarnos nuestro tiempo. Queremos hacer tantas cosas en una hora que al final la dejamos perder, la malgastamos, ya que no la hemos vivido.
6- Es importante relativizar, sin tener una actitud de dejadez o pasiva.
7- Lo esencia de las personas es invisible a los ojos: es el alma. Aquellos que sólo se centran en sus cuerpos se pierden mucho en esta vida. Ya que es precisamente la interioridad la que nos une a otra persona (convivir con ella, tener proyectos de futuro, en todo ello no repercute el aspecto exterior; sin embargo, es fundamental para que permanezcamos junto a ella).

Y otra última idea que se la podrían aplicar muchas personas que alardean de su juventud, por aparentar cierto ritmo de vida, activa y productiva según ellos. Aquellos que minusvaloran al prójimo por no actuar, no socializarse como ellos mismos (ellas mismas):
Ser VIEJO no es nada despectivo. Que a alguien le digan viejo significa que ha estado más tiempo en este mundo. Por lo tanto, haber vivido más experiencia y ser más sabios.
En fin, ocúpate de lo que vives ahora, porque pensando demasiado en el futuro corres el peligro de no disfrutar el presente.

lundi 18 février 2008

14 de febrero

Hoy es un día dedicado a los inmunes.

A aquellos seres invulnerables
que nunca han sido mordidos
por el vacilo más constante de nuestra historia.
Los no heridos en las batallas más recordadas por cada individuo,
gracias a los capítulos más arraigados en nuestra piel,
cicatrices que nunca serán impresas en papel.

El resto,
no necesitamos calendario para ver eso,
eso,
en una mirada que no varía a pesar del día.
Nos sobran intangibles alegorías,
besos no estacionarios como arrugas permanentes
para ver, sentir, oir, las dulces cicatrices que
con pulso firme y sangre dulce
escribiste en mi.

No necesitamos personajes de leyenda,
ni envolverlos en papel,
porque la tuya y la mía,
la que juntos inventamos
es, sin duda,
la historia más bonita.

14 de febrero

mardi 12 février 2008

Oda a la apología del ridículo



BINOMIS, Obra social LA CAIXA

Música + lletgismes
Stanislau Verdet + Crustacis Homologats

Que alguien suba a un escenario acicalado con un peinado "retro" y comience a recitar chistes no es nada nuevo. Que se rodee de una decena de instrumentos y dé la bienvenida al público tampoco nos sorprende. Ni siquiera parece extraño que la taquilla espante al público desinteresado y el aforo de la sala se reduzca a un par de devotos, un periodista despistado, dos aburridos enamorados, tres agarrados invitados, y una señora de ochenta años que llega con retraso. Diez minutos. Precisamente el tiempo que tardó en romperse la previsibilidad, o sea, la predecible rutina de estos acontecimientos boicoteados por sus propios profetas: los “guays”.

El ciclo Binomis organizado por LA CAIXA invitó a Estanislao Verdet y cuatro músicos agrupados en la banda Crustacis Homologats a subirse al escenario, para presentar su último trabajo, Un que de llest és tonto i un que de tan tonto és llest (uno, que de feo es tonto, y que de tonto que es feo). De paso, destaponaron lo más rancio de un par de puñados de mentes que, por gusto o casualidad, actuaron de público. El artista (Paul Vallvé) presentó la enésima gota de la esencia del postmodernismo: el lletgisme; Abstenerse los clásicos y puristas: se trata de darle otra vuelta a la liberación de la creatividad, “la pasión por lo feo, lo cutre y ridículo como método de expresión”.

Uno puede imaginar el pensamiento de aquella señora que pospuso la vejez, cuando Estanislao comenzó sólo en el escenario, disculpándose por el retraso y haciendo música mezclando ritmos producidos por sus propias manos. Los ritmos se repetían a modo de bucle, mientras él comenzaba uno nuevo y dejaba sonar el resto en el ambiente. Se las apañó para componer la primera canción, con melodía incluida y dejando que la decena de instrumentos que le acompañaban fueran meros testigos. El primer contacto fue, cuando menos, inesperado y singular. Una puesta en escena insólita e interesante.

“¿Hay alguien entre el público que sepa tocar algún instrumento?”, fue recluyendo sus compañeros desperdigados en la sala. El estribillo de la primera pieza: “que mierda de canción, la letra no hace más que repetirse”; el argumento de la segunda: “el perro Rodolfo”; el leit-motiv de la tercera: “soy adicto al fluimocil”; y el mensaje de la cuarta: “los doblajes de TV3 son de pena”… y así sucesivamente, sin ser nuestra intención desvelar las sorpresas del espectáculo. Letras, pues eso, ridículas, feas, e incluso estúpidas para aquellos que todavía no se hubieran adaptado al buen ambiente creado en la sala gracias al humor exquisito del trovador. Piano, saxo, xilófono, un puñado de guitarras, un bajo, y la percusión digital del protagonista. Gotas de mucha improvisación, sobre todo en los discursos y frases apologéticas, para cocinar un experimento musical con melodías pegadizas a capela y ritmos variados: desde un vals hasta música africana. Ese fue el menú que la octogenaria señora degustó sin rechistar.

¿Qué estarían pensando los enamorados, los despistados, el profesional, y la jubilada? Probablemente pensaban que le paguen a alguien por hacer el gilipollas es un privilegio. O que hacer el ridículo y quedar bien, pasárselo bien y ser entretenido, es una virtud. O que inventar un nuevo humor, hacer reír al público bajo el tufo del postmodernismo sea una capacidad de ese elegido. O que merece la pena dar una oportunidad a las nuevas formas creativas y dejarse de prejuicios. Los que no pudieron juzgar ni disfrutar fueron los guays, y los freaks; o los que son freaks y guays a la vez. Pero tampoco se les echó de menos.

lundi 11 février 2008

Yo

Año 82. España vivía la apoteosis de su deporte nacional, el fútbol. Pero en plena transición, los goles de naranjito no sólo se marcaban en el estadio de fútbol.
En aquel segundo baby-zoom de la esperanza nací yo, casi en Bilbao, a las afueras, a 2000 metros del “Botxo” que sobran para sentirse en cierta manera frustrado. Nadie es perfecto, lo bonito es aspirar a serlo.
Estoy sólo en esta vida, pero me siento acompañado.
Suben los huevos, el pan, la leche… pero no la cerveza. Ni mi beca, aunque llego a fin de mes. Por eso, me siento vigilado, porque soy becario, y entre todos pagamos mi educación.
Quien crea que lo que ha hecho es bueno, sólo le queda suicidarse, por eso espero una voz desconocida con un proyecto nuevo que me ofrezca una pluma distinta. Un eterno cambio de rumbo.