dimanche 16 mars 2008

Adaptar la historia al nuevo público



KUTSIDAZU BIDEA, IXABEL(Muéstrame el camino, Ixabel)

Presentación a cargo del director, Fernando Bernués, en el Festival Europeu de Courtmetratges de Reus.

Dirección: Fernando Bernués y Mireia Gabilondo
Guión: Nagore Aramburu, Fernando Bernués, Mireia Gabilondo, Joxean Sagastizabal y Carlos Zabala (Adaptación de la novela homónima escrita por Joxean Sagastizabal).
Actores/as: Mikel Losada, Ainere Tolosa, Mireia Gabilondo, Iñake Irastorza, Maite Arrese, Joseba Apaolaza, Anjel Alkain.
Duración: 90 mins.
Año: 2005

Un joven donostiarra (Juan Martín), se traslada a un caserio durante el verano del 78, con el objetivo de perfeccionar el euskera. Junto a la familia de acogida, vivirá un proceso de adaptación al entorno rural y será testigo de una serie de aventuras que marcarán su estancia.

La historia se reescribe continuamente, y sin duda alguna, el cine ha sido testigo de los mayores acontecimientos de los último años. Sirve para fotografiar, analizar, reflexionar, criticar... los distintos episodios de nuestras vidas. Sin embargo, existen lugaren donde el séptimo arte no ha tenido el papel predominante como herramienta documental de la sociedad coyuntural.
En euskadi, la producción audiovisual se ha resentido como fuente recopilatoria de la memoria colectiva. Es cierto que los diversos formatos audiovisuales conservados (series de televisión, fotografias...) podrían dibujar perfectamente la realidad. Sin embargo, falta una obra que reemplace a los libros de historia oficiales, o a las novelas representativas que cada nacionalismo encumbra a lectura obligada en el instituto.
A Kutsidazu bidea, Ixabel se le podría atribuir esa función: vertebrar una visión histórica en formato adiovisual, acorde con los tiempos. Además, es el paradigma perfecto: fue leído por los escolares de los años noventa (novela escrita más vendida en los últimos 15 años con 75.000 ejemplares), y podría erigirse como documento de visionado indispensable para los alumnos del nuevo siglo. No porque sea perfecta, sino porqué podría ser el único producto adaptado de estas características a todos los públicos, de todas las clases, aficiones y edades.
Es, además, un film con un guión sencillo y tramas inteligibles. Se retratan con humor temas como el folclore vasco; las costumbres de la sociedad del ámbito rural (contrapuestas a los estudiantes que provienen de la ciudad); se le otorga un papel predodimante al amor, que vertebra todo el film (todos los personajes, principales y secundarios, vivirán alguna situación romántica); y se da una pincelada sobre el conflicto vasco, en una recién estrenada agitada transición.
Fernando Bernués, en la presentación del film, calificó su obra como “comedia romñantico lingüística” y admitió que pese a basarse en la historia del pueblo vasco, cualquier “ciudadano se puede ver representado en la trama, ya que en ese retorno al ámbito rural, todo el mundo ha tenido una experiencia parecida”. Como principal ejemplo del choque entre el mundo rural y el urbano, se cita el aprendizaje de la lengua. Para los habitantes de las ciudades, el lenguaje utilizado en los pueblos era “una especie de swahili y no entendíamos nada”. El personaje principal vivirá una situación parecida.
Sin embargo, esa excesiva carga romántica a lo largo del film, llevará al espectador a no encontrar un hilo sólido para otorgar el protagonismo a una u otra historia. Además, se mezcla en un intento de diversificar el argumento, una sub-trama relacionada con el conflicto vasco: un activista de ETA (Euskadi Ta Askatasuna) se refugia en el momento por miedo a ser apresado por la Guardia Civil. En ese sentido, la película podría pecar de ingenuidad al intentar llenar vacíos argumentales.
El reparto es el mayor acierto de la película. Los dos actores principales (Mikel Losada y Ainere Tolosa) son dos neófitos en la gran pantalla que le otorgan frescura al relato. El papel cómico de ambos es interpretado con soltura, en una sucesión de gags. Detrás de ellos, todo un elenco de actores más reputados procedentes de la televisión. Desde Anjel Alkain, cómico clásico de la cadena pública, hasta un “fijo” en las series vascas, Joseba Apaolaza. Tampoco faltan a la cita actores con una dilatada trayectoria en el mundo del teatro, como Jose Ramón Soroiz o Maite Arrese.
En definitiva, Kutsidazu bidea, Ixabel supone una valiosa fuente alternativa que retrata correctamente el pasado de los vascos. Además, es una de las pocas obras rodada íntegramente en euskera, y para obtener fondos económicos tuvieron que idear una fórmula rentable: realizar otra versión, una miniserie compuesta por cuatro capítulos para la televisión. Resultado: 42.000 espectadores con 13 copias, “todo un éxito” según el director.

Julen Orbegozo Terradillos



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